La quietud de obras realizadas ante espectadores y con la dedicación de su creadora para emplear materiales naturales hace eco en la exposición Silencios sonoros, en el MUSA Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara.
Como resultado de la residencia artística de Paola Ávalos en este recinto, el acercamiento inicial con los visitantes a la técnica de la encáustica ha transitado hacia una muestra que engloba toda una experiencia, tanto para la autora como para el público, mismo que ahora puede contemplar a detalle las piezas terminadas.
Para la artista, ha sido enriquecedora la oportunidad de compartir su trabajo y proceso creativo durante su estancia de dos meses en el MUSA, tiempo en el que trasladó su taller a una de las salas y recibió a más de 2,600 visitantes, todo con el apoyo de la University of Guadalajara Foundation | USA y el Legado Grodman.
Esa experiencia podrá ser percibida ahora en la exhibición curada por Adrián Guerrero y que, además, cuenta con una sala sonorizada con una composición de Abigail Vásquez.
“Con Silencios sonoros revisito una exposición anterior llamada Silencios propios y la idea de retomar y reflexionar acerca del silencio desde otra perspectiva. En aquella ocasión todo era más introspectivo, muy a la espera que tenemos del silencio a partir de la ausencia. Ahora, con el taller abierto al público, se refleja la necesidad de silencio, pero no a partir de la ausencia”, comparte.
Bajo esta premisa, el tema mencionado se vuelve tangible a partir de manifestaciones artísticas visuales, con texturas y con la predominancia de blancos y negros.
“En las piezas trabajadas durante la residencia artística me permití dejar el lienzo para explorar con otros materiales, piezas de barro, trabajar con la tridimensionalidad, cosas que no había hecho anteriormente. También experimenté con otros sustratos, realicé un ejercicio de exploración que todavía estoy procesando”.
Así es como la artista resume su propia interacción con el público y pone de manifiesto a través de su obra el diálogo generado en dicha convivencia mediante la cual compartió el proceso de la encáustica que es ya parte de su vida.
Fotos: Mary Cervantes y Paula Morales
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