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Sandra Reyes

Las esculturas de Diacronías, de Jorge Marín, rodean al MUSA




El espacio alrededor del MUSA Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara se ha convertido en el escenario de Diacronías, de Jorge Marín.


Las ocho esculturas de bronce, de gran formato, que componen la muestra custodian al recinto universitario para marcar la primera vez que el artista presenta en un museo de la capital de Jalisco una exhibición individual de esta naturaleza.


“Me gustaría que esta exposición en el MUSA fuera recibida por los espectadores como una intervención urbana, accesible a todo el público, sin importar sus orígenes sociales, culturales o de cualquier otra índole”, comparte el autor sobre esta propuesta correspondiente al trabajo realizado durante casi dos décadas.


“Las esculturas presentes en Diacronías contienen tres de las premisas de mi proceso creativo: el equilibrio, el reto y la introspección. Esto lo represento con elementos de la iconografía universal con los que la mayoría de nosotros nos identificamos, tales como las alas, las esferas o el cuerpo humano”.


Entre las piezas en el MUSA se encuentran las icónicas Alas de México, cuyas reproducciones son mostradas de forma permanente a nivel internacional en diversas localidades del orbe, como Ciudad de México, Tel Aviv, Berlín, Los Ángeles, Singapur, Quebec, San Antonio, Madrid, Nagoya, San José, La Haya y Dubái. De manera itinerante, transitaron por Abu Dabi y Anaheim, y actualmente visitan Chicago.


En Diacronías —término que se refiere al estudio de los acontecimientos sociales en diversas fases de la historia— también están presentes Bernardo oriental monumental, Balanza II monumental, Tierra en cubo, Equilibrista 90, Balsa tierra, Split monumental y Prambanam monumental.


“La creación artística es una suerte de obsesión y, en mi trabajo, una de ellas es el diálogo interno. Entonces, vemos distintos personajes que podrían ser las varias facetas de mi persona porque siempre estoy en busca del equilibrio, de completarme, de cerrar círculos y deseando la libertad, deseando volar. Los temas son obsesivos, recurrentes. Con ellos se nace, se vive y se muere”, añade el artista.


Para Jorge Marín, el objetivo de instalar su obra en un espacio público es generar un intercambio de ideas con el espectador, quien a través de la observación de las esculturas tendrá oportunidad de reformular conceptos propios en torno a la inclusión, la libertad y la identidad.


En concordancia, el MUSA, como recinto universitario, propone esta manifestación monumental artística como un área de encuentro cultural.


“Al ubicarse fuera de nuestros muros pone a la ciudadanía en contacto directo con el arte. Diacronías propicia una pausa de reflexión contemplativa que capta la atención y pone el acento en una actividad en las inmediaciones de un espacio museístico”, expresa la directora del MUSA, maestra Maribel Arteaga Garibay.


“Genera además un instante de conexión entre la perspectiva particular de un artista en diálogo con un conjunto arquitectónico de comienzos del siglo XX”.



Fotografías: Andrea Báez


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